Ismael ha cometido varios asesinatos, pero sólo uno de ellos, por sus consecuencias, continúa obsesionándole. Leire, la hija de una de sus víctimas, una niña de corta edad que presenció el crimen, quedó tan impresionada que perdió la razón. Veinte años más tarde Ismael la secuestra para determinar si ella lo reconoce o no como el asesino de su madre.