La tienda ha estado abierta durante unos meses y los escaparates son aún tan seductores como el día de la apertura, y el personal está listo para la acción. Lo único que a la tienda le falta, son clientes. Harry está confiado, exteriormente, pero en privado se encuentra preocupado. Él va al campo con Frank, donde esperan en una parcela y entonces una máquina voladora emerge de las nubes y vuela sobre sus cabezas. Harry logra contratarla para una gran exhibición en la tienda.