Don Ramón consigue trabajo como globero y decide venderles globos a los niños de la vecindad, pero como él mismo lo llama "Comerciante especializado en artículos folklóricos de consumo infantil", demuestra su incomodidad e impaciencia con Quico, y cuando siente lástima por el Chavo, decide regalarle un globo, pero éste se tropieza haciendo que los globos se le fueran. Más tarde en un parque Ñoño le pregunta al Chavo porqué está llorando, y éste le cuenta que a Don Ramón se le fueron sus globos por su culpa, y lo peor de todo lo que pasa siempre es por la suya.