El tren en el que viajaba Candy se detiene para dar paso a unas vacas, ella descubre que el dueño de esa vacas es Tom y platican unos momentos. Tome le cuenta que la señorita Ponny está muy enferma y Candy decide visitarla atrsando un día su viaje. Justo cuando llegaba a la colina de Ponny ve una cruz que decía: "Aquí yace la señorita Ponny". Candy se pone a llorar hasta que llega la hermana María que le explica que la señorita Ponny está bien de salud y que esa cruz la hizo un niño nuevo llamado Bob. Éste niño era el hijo de un carpintero borracho, además de que Bob nunca aprendió a escribir, era muy malhumorado y hacía cruces para aquellos que le hacían rabiar. La señorita Ponny le dice que sin un nombre nadie sabrá de quien es la cruz, así que Bob aprende de cierto modo a escribir. Candy les cuenta a la hermana María y la señorita Ponny que ha terminado con Terry y que se va a la construcción del ferrocarril, ellas no están de acuerdo y tratan de disuadirla, los niños del hogar también y por eso esconden la maleta de Candy. Ella insiste en cumplir con su deber y Bob les cuenta que cuando él vivía con su padre en la construcción fue operado por un médico y una enfermera, y que no estaría vivo de no ser por ellos. Finalmente los niños y la señorita Ponny acceden con que Candy vaya a trabajar a la construcción del ferrocarril.